Mientras vaciaba las bibliotecas para abrir un BAR en la pared, me dió un pequeño tirón en la espalda. Apliqué un licuado de banana coco miel y leche y salí a tomarlo al balcón de la avenida Caseros, frente al Parque Ameghino. El balcón estaba sumergido en los enormes bamboleos de copas de plátanos y tipas centenarias...
Con las últimas hojas marrones los plátanos van quedando en bolas y esas pelotitas superalérgicas aparecen colgando entre las ramas. Atrás las tipas verdes llorando sobre una manada de colectivos por Caseros. El abuelo Take gustaba contar que el vigor de estos árboles se debe a que el Parque Ameghino ocupa el solar del antiguo Cementerio del Sur, que fue "abonado" en 1871 por 14.000 de los muertos por la fiebre amarilla. Y ahora hay pic-nics de enfermeras del Garraham, Moyano, Borda, Udaondo, Rawson o Muniz. Take fué médico en el Rawson y vivió 98 años en este barrio hospitalario… Terminé el licuado y agregué una llave oxidada al Oxidario, la colección de viejas herramientas y utensilios oxidados desenterrados del jardín de Escalada, suspendidos en el balcón dentro de un marco -atados con alambre finito-. La llave oxidada la coseché en Pichincha, junto a la vieja cárcel donde el Perro Negro suele hacer sus caminatas...
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