7/12/07

ELK-EL

Cargaba el otro día unos ladrillos en el laboratorio del líder
cuando un elegante linyera se asomó por la ventana
y me señaló el mágico brillo de un marisco bajo el ombú
Era el máximo milagro después de la visita de un mosquito llorón
que me habló con voz llorosa de su militancia
en el Movimiento de la Palabra del Dios Zancudo
y después se suicidó lanzándose a una hoguera de neumáticos
que ardía siempre sobre el pabellón del padrino..
Del saco del linya surgió un pájaro campana
el ave cachó el marisco brillante y se alejó volando
mientras se acercaban unos paisanos que parecían pingüinos
Apenas pudieron avisarme en un idioma de graznidos
que el líder estaba en el Palacio de la Papafrita
comiendo una pizza con unas letras de salame que decían:
“El paraíso de los ocho huesos de queso”
Me dirigí urgente al Palacio del Transistor
ese paraje paralelo donde sopla el pampero todo el año
y muy al fondo entre las góndolas del Mundo del Kiosco
encontré de regalo a unos rufianes jugando al hokey
con el viejo panal de avispas y unos palos secos



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